Sunday, April 8, 2007

EL PEZ QUE SE CREÍA RANA

Juan Godoy, Chile

Nota: el cuento es recomendado para seres con nervios de pez....

No es fácil convencer un pez, menos decirle que no es rana. Los
problemas eran inmensos. El pez se había aislado y no saludaba ni a
su madre. Miraba todo el santo día las ranas... Una tarde, el muy leso,
saltó fuera de la laguna y quiso saltar como las ranitas... Un fracaso,
ya no respiraba y se estaba yendo para el otro lado de la puerta... Una
rana, joven y querendona le salvó la vida.
Se enamoró de su salvadora... le mostraba sus grandes ojos plomos y
le traía hasta flores acuáticas... No podía funcionar... no, no. Todo era
inútil y menos pedir la mano de la ranita porque no se la darían.
Lloraba el pez... Dicen que sus lágrimas eran verdes... y una tarde,
sepa dios que milagro de cetáceos vaga por las lagunas, el pez se
convirtió en rana.
Fue una cosa muy bella y también muy triste. Los padres del pez
lloraban por su desaparecimiento mientras la ranita salvadora le
guiñaba ya un ojo... Pasaron toda una noche cantando a la luna. Hasta
se amaron... y al alba el pez dejó de ser rana.
La historia es que nacieron ranas con ojos plomos... y el pez... o el
papá pez juega con sus críos como su madre jugó con él.

1 comment:

Marina said...

Para el verdadero amor no hay imposibles. Ése, es el milagro.

Marina